Hoy en día, es un hecho comúnmente aceptado que buena parte de las infecciones adquiridas en la mayoría de los laboratorios, además de por los accidentes que puedan tener lugar (roturas, salpicaduras, cortes, pinchazos, etc.), provienen de la inhalación de aerosoles infecciosos que se generan en las recurrentes operaciones del laboratorio como el pipeteo, flameado, aperturas de recipientes, etc….
Esta exposición, potencialmente peligrosa, puede ser prevenida en la medida en que se implante un correcto procedimiento en la manipulación de materiales peligrosos. Es en este punto donde se encuadra la utilización de las Cabinas de Seguridad Biológica, que surgen como evolución de las tradicionales “Campanas de Humos”, al precisar tanto la protección del producto manipulado como la del trabajador, sumándose a esta, la protección del ambiente laboral.
¿Qué son las cabinas de seguridad biológica?
La NTP 233 del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, define una cabina de seguridad biológica como “equipos proyectados para ofrecer protección al usuario y al ambiente de los riesgos asociados al manejo de material infeccioso y otros materiales biológicos peligrosos, excluyendo materiales radiactivos, tóxicos y corrosivos”.
Es importante no confundir una cabina de seguridad biológica con las también habituales cabinas de flujo laminar las cuales, únicamente, aseguran un flujo de aire limpio y sin turbulencias sobre el trabajo que se realice, pero sin proporcionar, de ningún modo, protección al trabajador.
¿Qué tipos de cabinas de seguridad biológica existen?
Con el objetivo de adaptarse a las diferentes necesidades que requiera el laboratorio en concreto según la práctica, existen varios tipos de cabinas de seguridad biológica:
Cabina de seguridad biológica Clase I
Las cabinas de seguridad biológica clase I se caracterizan por ser equipos que trabajan a presión negativa y están abiertos en el plano frontal. De esta forma, el aire procedente de la sala donde se ubican se introduce por la apertura frontal y es extraído al 100% de la misma.
Es importante saber que en una cabina de seguridad biológica clase I se recomiendan velocidades de entrada de aire, para aberturas frontales no superiores a 20 cm, de 0.4 m/s como mínimo, sin sobrepasar 1m/s, lo que daría lugar a posibles turbulencias y retornos, disminuyendo así la protección proporcionada por la cabina.
Previamente a su retorno a la sala, el aire es descontaminado a través de filtros HEPA, filtros absolutos comprobados por test D.O.P., según normas MIL-F51068C y BS 3928 que dictaminan una eficacia mínima del 99,99% para partículas de 0,3 µ de diámetro.
El uso de cabinas de seguridad biológica clase I no previene la exposición por contacto a materiales peligrosos, así como tampoco garantizan la protección, en caso de que se requiera, del producto manipulado.
Cabina de seguridad biológica Clase II
En segundo lugar, las cabinas de seguridad biológica clase II hacen referencia a equipos que se desarrollaron para proteger a los trabajadores de los materiales manipulados y, al mismo tiempo, proteger dichos materiales de la contaminación externa.
A diferencia de las cabinas de seguridad biológica de clase I, en las cabinas de seguridad biológica clase II el área de trabajo es recorrida por un flujo laminar vertical descendente de aire filtrado estéril que, unido a la entrada de aire por la abertura frontal, crea una barrera de protección para el trabajador. Ambos flujos de aire, son conducidos a través de unas rejillas situadas en la parte anterior y posterior del área de trabajo a un pleno desde el cual, el aire es redistribuido. Una parte del mismo es extraído mientras que el resto, es recirculado sobre el área de trabajo siendo ambos previamente filtrados mediante un sistema de filtros HEPA.
En esta clase de cabina de seguridad biológica, tanto el número de filtros HEPA como el número de ventiladores variará según el fabricante, pero, en cualquier caso, la disposición de ventiladores y filtros debe asegurar que todas aquellas zonas del circuito de aire contaminado (no filtrado) se hallan a presión negativa, de manera que, ante cualquier eventualidad, el aire no pueda escapar al exterior de la cabina.
Dentro del grupo de cabinas de seguridad biológica de clase II, podemos encontrar dos tipos:
- Cabinas de seguridad biológica clase II A: En este tipo de cabinas de seguridad, aproximadamente un 70% del volumen total de aire es recirculado sobre el área de trabajo, mientras que el 30% restante es extraído, siendo la velocidad de entrada de aire en el plano frontal, como mínimo, 0.4 m/s
- Cabinas de seguridad biológica clase II B: En este grupo, aproximadamente un 30% del volumen total de aire es recirculado sobre el área de trabajo, mientras que, en este caso, el 70% restante es extraído, siendo la velocidad de entrada de aire en el plano frontal, como mínimo 0.5 m/s.
Cabinas de seguridad biológica Clase III
Por último, las cabinas de seguridad biológica clase III hacen referencia a cabinas completamente diferentes en concepto las cabinas de seguridad de clase I y clase II, estando herméticamente selladas y separando completamente al trabajador del trabajo que está realizando mediante barreras físicas (panel frontal completamente cerrado, manipulando materiales a través de guantes de goma).
En esta cabina de seguridad biológica, el aire es tomado de la sala donde se encuentra la cabina o bien del exterior y, posteriormente, es filtrado (Filtro HEPA). En su extracción (100%), suele haber dos filtros HEPA montados en serie para la completa purificación del aire extraído.
Este tipo de cabinas de seguridad biológica ofrece el grado máximo de protección al trabajador, obviando incluso la exposición por contacto.
Procedimiento de instalación de una cabina de seguridad biológica
La instalación adecuada de una cabina de seguridad biológica es un componente esencial a la hora de garantizar un entorno de trabajo seguro y eficiente en laboratorios y entornos similares.
Así, asegurar que la cabina esté correctamente ubicada, sellada y calibrada es crucial para maximizar su efectividad, minimizando, en consecuencia, los riesgos asociados con la manipulación de agentes biológicos.
Ubicación de la cabina de seguridad biológica:
Al igual que ocurre con otros equipos como las vitrinas de gases (ver artículo), es recomendable instalar las cabinas de seguridad biológica de modo que estén alejadas de puertas, ventanas y salidas de la ventilación general forzada o, mejor dicho, de las corrientes de aire que cualquiera de estos hechos puedan generar.
De la misma manera, si el espacio lo permite, es altamente aconsejable mantener una baja actividad en el local o habitación en la que se encuentra aislada la cabina de seguridad biológica, ya que corrientes de aire provocadas por el tránsito o movimiento de personas pueden provocar una alteración en el equilibrio de flujos de aire.
Sistema de extracción de las cabinas:
Por otro lado, preferiblemente, la descarga del aire expulsado por las cabinas se efectuará al exterior dado que, de este modo, aunque el aire extraído es biológicamente limpio, se consigue un grado de seguridad adicional, provocado por la dilución atmosférica en caso de que se produzcan fallos no deseados en los sistemas de filtración.
En caso de que se opte por la descarga de aire en el interior de la sala, hay que tener en cuenta que, en función de los materiales manipulados, partículas de diámetro inferior a 0,3 µ, pueden no ser retenidas por los filtros HEPA, por lo que se deben incorporar sistemas complementarios de tratamiento del aire extraído.
Con este artículo, desde MBY pretendemos dar una primera visión del funcionamiento, características y clases de estos equipos, así como orientar sobre su correcta ubicación dentro del laboratorio. En próximos artículos, hablaremos sobre la selección adecuada de cabinas de seguridad biológica según grupos de riesgo.
Si tras leer el artículo te surge cualquier inquietud en relación a estos equipos, nuestro equipo técnico y comercial te atenderá de forma rápida y eficaz. Contacta con nosotros.